Andalucía es una comunidad muy rica en gastronomía, con especialidades muy diferentes en cada una de sus provincias. Esa riqueza se extiende a los postres y los dulces, muy variados según el lugar y la época, aunque con principal protagonismo en la Semana Santa y las Navidades.
La repostería andaluza está muy influenciada por la cocina andalusí, y por eso muchos de sus dulces principales cuentan con miel y frutos secos como almendras entre sus ingredientes y buena prueba de ello son los pestiños, alfajores, almendrados, tocinillos de cielo, torrijas, polvorones o roscos de vino que se elaboran en muchos puntos de la geografía de esta comunidad. Esos ingredientes tradicionales continúan vigentes y a veces se mezclan con otros nuevos para dar lugar a ideas igualmente deliciosas.
Otra de las características de sus postres y dulces es la elaboración totalmente artesanal. De hecho, en muchos casos es prácticamente imposible pretender elaborar las recetas de otro modo que no sea el manual.
Los dulces andaluces han sido tradicionalmente una actividad casera, en sentido literal, se hacían en los hogares con recetas que pasaban de padres a hijos, y es difícil no encontrar una familia en la que sus miembros no defiendan a ultranza la mano de su madre o su abuela para hacer pestiños, por poner un ejemplo. Sin embargo, este tipo de recetas está llegando también a las cartas de restaurantes, que los incorporan con presentaciones atractivas y fórmulas reinventadas para los comensales que guardan un huequito para el dulce final.Caben destacar estos dulces tradicionales:

Los gañotes son un dulce muy típico de los pueblos de la Sierra de Grazalema, aunque su origen se sitúa en Ubrique. Se consume sobre todo durante la Semana Santa, pero puedes encontrarlo durante todo el año. Se elabora con huevos, canela, azúcar, ralladura de limón y aceite de oliva. Luego se enrolla en forma de caña y se fríe. Los más golosos pueden echarle por encima azúcar.